Las diversas energías que divagan en la naturaleza son regidas por seres inteligentes totalmente enraizados a su natural esencia elemental, estos muy distintos de los seres terrenales y celestiales. Ellos han habitado en su entidad natural desde la Creación y se han mantenido fieles a su labor, implantando cualidades maravillosas en los árboles, las plantas, minerales, riachuelos, lagos, en las vivas llamas o en las agradables ventolinas.
Estos también llamados espíritus de la naturaleza, se hacen visibles ante la vista del hombre mágico (aquellos dotados con el sentido de la clarividencia), o inclusive se muestran delante de ojos inocentes. Los elementales son de variadas formas y tamaños, según su labor, y su ser material poseen distintos grados de densidad según la esencia a la cual se encuentran enraizados. Mientras ciertas condiciones se cumplan estos elementales se vinculan con el hombre y le llegan a servir con fidelidad, otorgándole cierto dominio sobre el elemento en el que actúe, he aquí la magia elemental de nivel elevado.
Estos también llamados espíritus de la naturaleza, se hacen visibles ante la vista del hombre mágico (aquellos dotados con el sentido de la clarividencia), o inclusive se muestran delante de ojos inocentes. Los elementales son de variadas formas y tamaños, según su labor, y su ser material poseen distintos grados de densidad según la esencia a la cual se encuentran enraizados. Mientras ciertas condiciones se cumplan estos elementales se vinculan con el hombre y le llegan a servir con fidelidad, otorgándole cierto dominio sobre el elemento en el que actúe, he aquí la magia elemental de nivel elevado.
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